Como ávido entusiasta del vino y trotamundos, he tenido el placer de visitar innumerables viñedos en todo el mundo. Sin embargo, mi reciente excursión a la Finca de la Familia Pizzorno en Canelones, Uruguay, dejó una huella imborrable en mi paladar y en mi corazón. Ubicada a tiro de piedra de Montevideo, esta joya escondida ofrece una combinación perfecta de rica historia, impresionantes paisajes y vinos de clase mundial. Únase a mí mientras cuento mi inolvidable viaje a través de este paraíso del vino uruguayo, donde la tradición se encuentra con la innovación y cada sorbo cuenta una historia.
Un pedacito de cielo en Canelones
Mientras nuestro automóvil avanzaba por el pintoresco campo de Canelones, no pude evitar sentir una sensación de anticipación creciendo. La finca de la familia Pizzorno, a apenas 23 kilómetros al norte de Montevideo, atraía como un canto de sirena a mi alma amante del vino. En el momento en que llegamos a la finca, supe que nos esperaba algo especial.
Lo que me llamó la atención de inmediato fue la perfecta combinación de encanto rústico y sofisticación moderna de la finca. La familia Pizzorno claramente ha puesto su corazón y alma en este lugar y se nota en cada detalle. Desde los viñedos meticulosamente cuidados hasta las instalaciones vinícolas de última generación, es evidente que aquí la pasión es profunda.
Un viaje a través del tiempo y el terruño
Nuestro recorrido comenzó con una cálida bienvenida por parte de nuestro guía, Pablo, un sumiller cuyos conocimientos sólo eran comparables a su entusiasmo. Mientras paseábamos por la finca, Pablo nos deleitó con historias del legado vitivinícola de la familia Pizzorno, que se remonta a generaciones atrás.
Lo más destacado de nuestro paseo fue sin duda el recorrido por la bodega. Imagínese esto: enormes tanques de vino de concreto, ¡tan grandes que incluso podría entrar en ellos! Fue como entrar en una catedral dedicada al arte de la elaboración del vino. El aire fresco y húmedo y el embriagador aroma de las uvas en fermentación crearon una atmósfera casi mística.
Al salir de las bodegas, los viñedos se extendían ante nosotros como un mar verde. El sol del final de la tarde proyectaba un brillo dorado sobre las hileras de enredaderas y no pude resistirme a pasar la mano por las hojas mientras caminábamos. Pablo explicó el terruño único de Canelones y cómo contribuye al carácter distintivo de los vinos Pizzorno.
Una sinfonía de sabores
Ahora, vayamos al meollo del asunto: la cata de vinos. Sentados en una sala de degustación bellamente decorada con vistas panorámicas de los viñedos, nos embarcamos en un viaje sensorial que no olvidaré pronto.
Nuestro menú de degustación fue una selección cuidadosamente seleccionada de las mejores ofertas de Pizzorno, cada una acompañada de un delicioso bocado elaborado por su chef interno. Aquí hay un resumen de nuestra experiencia de degustación:
- Sauvignon Blanc 2019: Crujiente y refrescante, con notas de manzana verde y cítricos. Combinado con un cremoso crostini de queso de cabra que resaltó las sutiles notas minerales del vino.
- Tannat 2018: Atrevido y robusto, con sabores de mora y un toque especiado. El bocado de cordero con costra de hierbas que lo acompañaba fue una combinación perfecta.
- Mezcla Tannat-Merlot 2019: Un tinto más suave y accesible con taninos elegantes. La combinación de trufas de chocolate amargo fue simplemente divina.
- Tannat Reserva 2017: La pièce de résistance: complejo, con mucho cuerpo, con capas de frutos negros y un final largo y satisfactorio. Combinado con un bocado de manchego añejo que hizo cantar a mis papilas gustativas.
A lo largo de la degustación, Pablo compartió ideas fascinantes sobre el proceso de producción de cada vino y la filosofía detrás de la elaboración del vino de Pizzorno. No fue sólo una degustación; fue una educación en la vitivinicultura uruguaya.
La experiencia Tannat
Debo tomarme un momento para hablar poéticamente sobre la Tannat, la variedad de uva emblemática de Uruguay. Después de haber probado Tannats de varias regiones, puedo decir con confianza que la expresión de esta uva en Pizzorno es verdaderamente excepcional. El Reserve 2017, en particular, fue una revelación: potente pero elegante, con una complejidad que me hizo volver por más.
Más que una simple excursión de un día
Cuando nuestra degustación llegó a su fin, me sentí reacio a abandonar este oasis de vino y hospitalidad. Fue entonces cuando Pablo mencionó algo que despertó mi interés: el Pizzorno Estate Lodge.
Escondido entre viñedos, este encantador albergue de cuatro habitaciones ofrece a los huéspedes la oportunidad de sumergirse por completo en la experiencia del viñedo. Imagínese despertarse con vistas brumosas de los viñedos, disfrutar de paseos al atardecer entre las viñas y quedarse dormido con el suave susurro de las hojas. Es el sueño de todo amante del vino hecho realidad.
El veredicto: un destino de visita obligada
Mi visita a la finca de la familia Pizzorno fue mágica. La combinación de rica historia, ubicación impresionante, vinos de clase mundial y cálida hospitalidad lo convierte en un destino destacado para cualquier entusiasta del vino que visite Uruguay.
Lo que más me impresionó fue el compromiso de la familia Pizzorno con la calidad y la innovación. Sus inversiones en tecnología de punta, junto con un profundo respeto por la tradición, han dado como resultado vinos que pueden competir con los mejores en el escenario mundial.
Ya sea que sea un enófilo experimentado o esté comenzando su viaje enológico, Pizzorno Estate ofrece algo para todos. Su proximidad a Montevideo hace que sea una excursión de un día fácil, pero recomiendo pasar la noche si es posible. Créame, querrá saborear cada momento en este paraíso del vino uruguayo.
Mientras levantaba mi última copa de Tannat y observaba cómo el sol se ocultaba tras el horizonte de los viñedos, hice una promesa silenciosa de regresar. Pizzorno Family Estate no es solo una bodega: es un testimonio de la pasión, la dedicación y el arte de la elaboración del vino uruguayo. ¡Salud!